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El tendón de Aquiles

El tendón de Aquiles es el tendón más grueso y fuerte de todo el sistema músculo-esquelético humano. Se forma por la unión de tres vientres musculares (Tríceps Sural) que son el sóleo y a ambos lados de éste los Gemelos (interno y externo), y se inserta en la tuberosidad del calcáneo (talón).

La zona por la que se lesiona con mayor frecuencia es la situada a 2-6cm de su inserción a nivel del Calcáneo (es la zona más débil y adelgazada). A pesar de ser un tendón muy fuerte que es capaz de soportar unas 10 veces nuestro peso corporal, la ruptura del tendón de Aquiles es una de las más frecuentes y de mayor tamaño del organismo. El 75% de estas lesiones se producen realizando una actividad deportiva, sobre todo las que implican carrera y saltos. Debido al aumento de la actividad deportiva en estas disciplinas, se han aumentado las lesiones de este tendón, siendo más frecuentes en hombres de entre 30 y 50 años.

Hay condiciones por las cuales el tendón se puede encontrar debilitado y tener más riesgo de una rotura:

  • Estructura del hueso anormal, pie cavo y pie plano
  • Roturas anteriores
  • Inflamación crónica, así como enfermedades como la artritis reumatoide, diabetes
  • Edad,  menor flexibilidad del tendón y mayor posibilidad de rotura
  • Ciertos medicamentos como los esteroides
  • Sobrepeso
  • Falta de calentamiento deportivo
  • Mala alimentación
  • Etc…

Los síntomas comienzan con un chasquido audible acompañado de un dolor fuerte y agudo en la zona del tendón.  Suele acompañarse por inflamación y hematoma, así como dificultad para andar y colocarse sobre las puntas de los pies.

Ante una rotura lo primero que debemos hacer para aliviar los síntomas es aplicar hielo y elevar la pierna, compresión e inmovilización de la pierna.

El tratamiento tiene el objetivo de recuperar la fuerza del tendón y la función completa del tobillo. Existen dos métodos: sin cirugía o con cirugía, todo depende del alcance de la lesión (rotura parcial o completa) y de las características del paciente (edad, actividad deportiva, enfermedades asociadas…).

En ambos casos, la fisioterapia juega un papel crucial en la recuperación de la lesión, tanto a la hora de conseguir movilidad como fuerza y resistencia para la funcionalidad óptima del tendón.

Y como siempre aconsejamos desde Clínica Atlas, el mejor tratamiento de una lesión es una buena prevención. Para prevenir las lesiones de este tendón, haz un buen calentamiento, intenta hacer ejercicio de manera regular, mantén tu musculatura en estado óptimo con sesiones de fisioterapia y estiramientos, utiliza un calzado adecuado a la actividad deportiva y lleva una alimentación equilibrada.

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